SUEÑOS DE CORTA DURACIÓN

Para "Mi libro de Sueños"


Febrero 20 de 1.981

Soñé que había vuelto a la casa donde viví en un cuartico arrendado. Me saludan amablemente doña Oliva y Efraín, y me muestran mi cuarto diciendo que lo han conservado para mí. Entro sin miedo y ¡Sorpresa! El cuarto ahora es amplio, de techo elevadísimo y con unas lámparas sensacionales; con unos ventanales rectangulares, sucios pero inmensos. Es bella la habitación y tiene una cama metálica. Me pongo a bailar de alegría.

Febrero 22 de 1.981


Sueño que había pasado la noche en Cajicá, en casa de Norberto. Al llegar  mi casa me dicen que vino Guillermo Restrepo, y que la impresión que dejó fue muy desagradable. En este momento hay un montaje de sueños: vengo de Cajicá en la flota, mi mamá está contándome lo que pasó y mientras tanto me encuentro en la casa a la hora en que llegó Guillermo Restrepo. Este último sueño va quedando sólo: estoy acostado cómodamente en mi cama; en el piso están Guillermo Restrepo y Ricardo Castillo. Ríen a carcajadas y se burlan de la comida, pelean, están ebrios. Han dejado el auto estacionado en la esquina, lo veo, el Renault 4 verde oliva de don Guillermo. Todos en mi casa están incómodos. Cuando les llega la hora de irse, yo los acompaño hasta la puerta. Se quedaron anoche aquí porque perdieron la llave del apartamento. ¡Y habían pasado todo el día tomando en Cajicá! Vamos por otra llave a la casa de un español buena gente, viejito. Ellos se quedan allí mucho tiempo tomando; yo salgo y entro varias veces, hasta que me marcho sin despedirme, tranquilo porque ya los saqué de mi casa.
 
Febrero 22 de 1.981

Después de este sueño soñé lo siguiente: estoy con Marta Restrepo Bardón frente a su casa en la avenida Boyacá. Es de noche. Entonces llegó Álvaro, su esposo, en un auto nuevo Fiat 128-L color azul aguamarina. Abrió la puerta, se pasó al otro asiento y cedió el volante a Marta. Ella preguntó: “¿De quién es este carro tan hermoso?” Y el respondió: “Es para ti mamita”. “¿Este carrazo para mí sola? ¡Qué fantástico!” –Dice Marta– y arranca a toda velocidad por la solitaria avenida, en contravía. Yo me quedo parado un momento; luego comienzo a caminar, aspirando el ambiente tranquilo y amplio.
 
 
 

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