EXPERIENCIAS LUMÍNICAS

EXPERIENCIAS LUMÍNICAS

Crónicas de lo inexplicable

Remito a quienes quieran profundizar un poco acerca de las posibilidades fenomenológicas de la realidad ordinaria, a la obra “Las enseñanzas de Don Juan”, de Carlos Castaneda. En dicha obra se explica por qué es posible la existencia de realidades que conviven con nuestra vida diaria pero de las cuales no somos concientes así como no somos capaces de percibir el color ultravioleta o el infrarrojo, ya que nuestros sentidos son limitados. El anciano brujo Yaqui muestra al aprendiz-antropólogo-investigador Castaneda, que esas realidades existen no sólo en estados alterados de conciencia logrados por medio de plantas alucinógenas de uso tradicional indígena, sino también sabiendo producir y dirigir estados especiales de la realidad ordinaria donde podemos entrever el enorme potencial de esas otras realidades tan desconocidas para nosotros pero que tanto afectan nuestra vida. En esos niveles de Realidad, y en ocasiones en una combinación-secuencia de varias de ellas, creo que se produjeron las experiencias que narraré a continuación.

 
Madrugada del viernes 11 al sábado 12 de Junio de 1.999

Me acosté a las 12:30. Tengo sueño pero no logro dormir. La luz está apagada. Siento Calor, sudo, despierto a cada rato. No logro acomodarme. Son cerca de las dos de la madrugada. El ruido que hace la gente que toma cerveza en el negocio de la casa de al lado no me molesta; hoy no es muy fuerte, y así lo fuera dormiría de todas maneras. ¡Con este sueño! Y de ñapa hay un zancudo. Lo asesiné guiándome por su ruido en la oscuridad. En una ocasión en que desperté nuevamente, aún con los ojos cerrados, sentí que lo que verdaderamente me impide dormir es una presencia extraña en el cuarto. La sentí con toda certeza y con tranquilidad decidí abrir los ojos de repente. La presencia no captó que yo estaba observando ya y pude contemplar fascinado cómo una telaraña de luz se retiró girando hacia un punto localizado cerca del borde superior derecho de la puerta, ubicada enfrente mío a la izquierda de la cama, y desapareció en 4 ó 5 segundos; permaneció un instante el punto luminoso brillando tenuemente y luego desapareció también. Parpadeé varias veces y me sentí tranquilo al saber por qué no podía dormir antes. Creo que “Ellos” (así los llamaré siempre porque así los siento, como una entidad múltiple e inteligente), necesitaban extraer (recuperar) información contenida en un hipotético monitor instalado en mi ojo izquierdo. Eso está bien. No me molesta y ya puedo dormir ¡Pero cómo me gustaría que me avisaran antes! Dormí profundamente hasta las 9 de la mañana.

Esta es la primera vez que escribo algo relacionado con la gran cantidad de veces en que a través de los años me han sucedido cosas extraordinarias mientras duermo, trato de dormir, o que me hacen despertar bruscamente. Creo que soy objeto de una intervención extraterrestre, compartida con muchas otras personas, que busca principalmente obtener información acerca de nuestro comportamiento individual  y su respectivo entorno socio cultural y afectivo con algún propósito desconocido para nosotros.

A partir de ahora anotaré las fechas y las horas en que se produce cada acercamiento, sueño vívido con un mensaje definido, o señal sonora o lumínica, para buscar algún patrón escondido de frecuencia y evolución de estos fenómenos. También trataré de sacar conclusiones de valor personal y humano.

Debo escribir todos los hechos que recuerdo, de ser posible con un orden cronológico, para dejar constancia de lo que me sucede desde la niñez, con el fin de publicarlo como libro o enviarlo a Budd Hopkins y J. J. Benítez. Es importante que no muera sin contarlo. Por si esto último sucede, tengo las experiencias ya escritas, pero con letra difícil de entender, entreveradas en una serie de agendas y cuadernos donde escribo mis vivencias y reflexiones.

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