SOBRE LA CREACIÓN ARTÍSTICA-Opinión personal
SOBRE LA CREACIÓN ARTÍSTICA
Esta
reflexión nació mientras esperaba a un amigo en el recibidor de una hermosa
casa antigua convertida en Taller de Artes; “La Buhardilla” se llama. Mientras
esperaba que el amigo, que acude allí a un Taller de Cine de Terror, bajara a
arreglar unas cuentas con este artista fracasado, contemplaba una exposición de
obras que forraban las paredes desde la entrada, subiendo por la escalera hasta
el segundo piso y llenando los espacios que dejaban los muebles, puertas y
ventanas en el resto del primer piso, ocupado en su mayor parte por caballetes
en reposo y mesas con materiales y naturalezas muertas. Las obras, montadas
sobre cartones de tamaño cuarto de pliego, eran trabajos de los alumnos de la
academia de Dibujo y Pintura, realizados en d iferentes técnicas con gran pulcritud y habilidad;
al pie de cada obra se leía el nombre del autor, la técnica de realización y
¡El tiempo que llevaba el alumno en la Escuela cuando realizó su obra!
Lo
último me dejó pasmado, porque había obras muy bien elaboradas por alumnos que
llevaban allí máximo 6 meses estudiando; incluso unas muy buenas que
pertenecían a alumnos con tres meses en la academia. Sentí algo de envidia al
principio, pues siempre quise ser un pintor habilidoso y dominar las diferentes
técnicas, lo cual por mi inconstancia nunca he alcanzado. Después sentí alivio
porque lo cierto es que ninguna de esas obras merecía llamarse una obra de
Arte, aunque fuera una gran muestra del dominio de una técnica, bien sea de
óleo, carboncillo, pastel, o sanguina; todas las obras mostraban una gran
corrección en el detalle, en el dibujo, el manejo de la luz y en la proporción;
algunos retratos mostraban una emoción en el retratado, pero ningún trabajo de
aquellos delataba a un artista.
Esto
me llevó a pensar en lo difícil que es ser artista plástico. Una técnica se
puede aprender y dominar rápidamente, una obra se puede realizar en poco o
mucho tiempo y el resultado puede ser bueno, incluso excelente, pero la obra
puede nacer muerta. Trabajos similares sirven para que muchas personas se ganen
la vida en el centro de la Ciudad, en las escalinatas de edificios de los
andenes más amplios, donde exponen muestras de sus obras y venden retratos de
personajes famosos, realizados a partir de fotos de revistas, o reciben
encargos de retratos por $20.000.
Ahora
comprendo por qué los grandes creadores han iniciado nuevos movimientos
artísticos: es el momento en que se rebasa la técnica y se contradice la
estética de moda cuando se es creativo. Y otro descubrimiento derivado de lo
anterior: entiendo la razón de que los artistas consagrados rechacen la obra de
un artista que pretenda consagrarse sin haber pasado por la academia: es el
precio que ellos tuvieron que pagar, y no toleran que alguien quiera evitarlo y
ser llamado artista.Tomemos el ejemplo más obvio: Pablo Picasso. Era hijo de un maestro de Arte. De niño aprendió las técnicas clásicas de dibujo y pintura, e incluso conocemos sus primeras obras de excelente elaboración academicista. Su Arte nació cuando puso su toque personal para diferenciar sus obras de las de los demás, sin esa simple intención sino con la de investigar y mostrar su punto de vista sobre la luz, el color y el ángulo desde el cual se presenta el modelo y haciendo de su arte un mensajero de su propia visión del mundo.
Su
consagración llegó cuando rompió totalmente con la perspectiva, la unicidad del
punto de vista y la precisión del dibujo. Luego vino la febril exploración
cubista y expresionista, la abstracción somera y los lenguajes alternativos
para expresar la belleza, siendo inspirado por el trabajo de otros artistas e
inspirando a muchos más en todo el mundo. Las claves fueron varias: ruptura de
moldes preestablecidos, divorcio de la técnica formal, ensamblajes novedosos,
decoración lúdica de la cerámica, y oficio, mucho oficio, acerca del cual dijo:
“Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.
Lo
anterior demuestra que no todas las obras de un artista son Obras de Arte.
Puede que la mayor parte sean pruebas del oficio, del talento y de la
originalidad, y ejercicios preparatorios para las grandes Obras Maestras, a las
cuales jamás habría llegado sin recorrer ese camino pedregoso (no el de la
academia, sino el de la exploración personal).
También puedo concluir que la sujeción a las técnicas, la perfección formal, no es garantía de una obra de valor artístico; tampoco es óbice para que lo sea. Un ejemplo de esto último es el éxito de la pintura de Fernando Botero, para mi concepto uno de los mejores pintores de la historia, que tal vez se repite a sí mismo después de haber encontrado un lenguaje original y propio, pero que es reconocido e imitado en todo el mundo y cuya técnica es bella e impecable desde todos los puntos de vista. Y un ejemplo de la exacerbación de la técnica, con el fin de lograr un lenguaje personal válido y expresivo, es el hiperrealismo, Rosenquist y Santiago Cárdenas entre otros, que muestran el detalle más que fotográfico de la realidad con una técnica casi imposible de imitar, con un colorido y una luminosidad maravillosos y que llegan a conmover la sensibilidad no sólo por la técnica sino también por el planteamiento estético reflexivo y transformador.
También puedo concluir que la sujeción a las técnicas, la perfección formal, no es garantía de una obra de valor artístico; tampoco es óbice para que lo sea. Un ejemplo de esto último es el éxito de la pintura de Fernando Botero, para mi concepto uno de los mejores pintores de la historia, que tal vez se repite a sí mismo después de haber encontrado un lenguaje original y propio, pero que es reconocido e imitado en todo el mundo y cuya técnica es bella e impecable desde todos los puntos de vista. Y un ejemplo de la exacerbación de la técnica, con el fin de lograr un lenguaje personal válido y expresivo, es el hiperrealismo, Rosenquist y Santiago Cárdenas entre otros, que muestran el detalle más que fotográfico de la realidad con una técnica casi imposible de imitar, con un colorido y una luminosidad maravillosos y que llegan a conmover la sensibilidad no sólo por la técnica sino también por el planteamiento estético reflexivo y transformador.
Concluyo
aconsejando a los que deseen ser artistas reconocidos que no se dejen engañar
por el facilismo de las modas o corrientes estéticas (pintar como tal o cual
artista, seguir determinado movimiento), ni por el espejismo de un cartón
académico. Que estudien y practiquen las técnicas pictóricas y hasta que
perseveren para alcanzar su título de Maestros en Bellas Artes o similares,
pero que no dejen de buscar dentro de ellos mismos la expresión que quieren
manifestar en la pintura o el dibujo; que fuercen las técnicas para ponerlas al
servicio de lo que quieren decir y no al contrario, que laboren constantemente,
que disfruten el placer de crear, pero que siempre estén atentos a esa voz de
la musa que clama desde dentro y los obliga a realizar obras que rompan con lo
que espera el hipócrita comercio del arte, que rechaza Artistas a los que la
historia después consagra y entonces, cuando están consagrados, saca de ellos
impresionantes e inmerecidos beneficios
económicos.
Este
consejo va para mí también, que siempre añoré ser un artista importante,
inaugurar mis exposiciones, vender mis obras y ser sujeto de buenas críticas,
pero que nunca di el menor paso para conseguirlo por rechazar los estudios
académicos y no estar de acuerdo con el mercado del arte. Lo único que hice fue
pintar algunas obras con técnicas improvisadas y en soportes no convencionales
cuando la inspiración me exigía expresarme. Me consolé cuando vi las obras de
Paul Klee, que utilizó técnicas y formatos atípicos creando verdaderas obras de
Arte. Por esta
causa considero éste como mi manifiesto artístico. Hoy nazco como artista
aunque posiblemente jamás llegue a pintar nuevamente; nacimiento retrospectivo,
pues la inspiración ya me visitó y no me encontró trabajando; las pocas obras
realizadas no son insignificantes, valen mucho para mí porque son sinceras y me
liberaron de la tensión creativa. Quizá las realice en otra técnica y otro
formato, pero ya no las puedo mejorar sustancialmente. Desde hoy me propongo
buscar el tiempo y el espacio para pintar, dibujar y crear sin presiones ni
urgencias, con la certeza de que el Arte siempre está ahí y el Artista lo que
hace es develarlo. Los Artistas no somos creadores de belleza, somos los
descubridores y los medios para que ella se muestre al mundo, detrás de
nosotros vienen los conquistadores, los que extraen el oro y las demás riquezas
tangibles para llenar sus cuentas bancarias y las de los magnates comerciantes.
Creo
que para descubrir la belleza y manifestarla al mundo son indispensables unos
requisitos que no se aprenden en academias: talento, intuición, sentido
estético, creatividad y creencia en el valor artístico de los hallazgos bien
sean propios o ajenos, desconfianza de los estilos y movimientos de moda por el
peligro latente de la imitación para asegurarse un puesto en el mercado del
Arte y constancia en la búsqueda de la belleza bien sea en la contemplación o
en el oficio.
A
mediados del siglo XX, la revolución en el arte estuvo marcada por los
creadores que tomaron la basura y la convirtieron en Arte, es decir mostraron
la belleza a través de ella (uno de esos artistas fue Picasso, otros: Braque y
Rauschenberg); a finales de ese siglo y comienzos del XXI, los movimientos
artísticos de moda lograron lo contrario: convertir el Arte en Basura.
Cuidémonos de caer en este error; todo es permitido en el arte, pero no todo es
Arte. La belleza conceptual no basta, pues esa se queda en la cabeza del
artista después de realizar la obra y debe explicarla a cada espectador, la que
cuenta es aquella que, por medio de la obra, logra llegar al espíritu de quien
la contempla y conmoverlo profundamente.
JORGE ZAMBRANO
GAVIRIABogotá, Junio 29 del 2.007
Comentarios
Publicar un comentario