COINCIDENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 4-Los viajes de Gulliver

Crónicas inútiles 4

COINCIDENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Los viajes de Gulliver (y los pepinos radiantes) – Jonathan Swift 1716

 

 
Una de las mayores sátiras sobre las formas de gobierno humano, sus sistemas filosóficos, su egocentrismo, discriminación y vacuidad ideológica.

Hoy, 20 de enero del 2010, me encontré con una de las coincidencias bibliográficas más graciosas y sorprendentes:

A las 4 de la tarde, bajo un intenso sol, buscaba ingredientes para preparar una deliciosa ensalada para mi almuerzo. En la tienda de don Miguel compré tomate, espinaca, cebollas blanca y roja... pero no había pepino cohombro. Me explicó que no dejó porque está carísimo. Compré unos huevos y banano y me encaminé a otra tienda; en la siguiente no había pepinos y en otra sí los había y muy hermosos. Escogí un plátano maduro para freír y un cohombro, pequeños, y me acerqué a pagar. Me cobró la muchacha $1.300. ¡$1.300! –exclamé-. Sí -dijo ella- mirando la bolsa con los vegetales ya comprados y echando un vainazo: “Es que está carísimo, por eso no encontró en el otro lado”. Al fin se conmovió y me cobró $1.000 teniendo en cuenta que el plátano era muy pequeñito.

Llegué a mi casa y preparé una ensalada exquisita, nutritiva y refrescante, picando finos los ingredientes, poniendo cinco minutos en salmuera la cebolla y el pepino para suavizarles el sabor, y la acompañé con una arepa de chócolo, tajadas de plátano doraditas y huevo frito. Un rico almuerzo en 20 minutos.

Salgo para el centro en un colectivo algo viejo pero cómodo y con puestos vacíos. Abro mi libro “Los Viajes de Gulliver” y comienzo a leer, encantado porque el sol dora las páginas desde la izquierda y leo como en un espacio atemporal. Me imagino entonces que estoy en la época en que se escribió el libro; leo, mientras por mi ventana se divisa un paisaje de praderas y montañas cerca del aeropuerto y el sol se dibuja grande y anaranjado a punto de ocultarse. 

Me pasmo cuando leo lo que voy a transcribir y casi no puedo creer que me esté sucediendo. Es demasiada coincidencia. En la página 206, capítulo V del Libro Segundo, Swift describe uno de los aposentos de la Academia de Lagado en los que trabajaban los Proyectistas, sabios dedicados a las creaciones más absurdas e inútiles.

“El primer hombre que vi era de aspecto consumido, de manos y cara renegridas, la barba y el pelo largos, harapientos y chamuscados por varios sitios. Traje, camisa y piel eran todos del mismo color. Había trabajado durante ocho años con un proyecto para extraer de los pepinos rayos de sol, que, envasados en frascos herméticamente cerrados, se sacarían para que calentaran el ambiente en inviernos crudos e inclementes. Me dijo que no tenía dudas de que en otros ocho años sería capaz de surtir a los jardines del gobernador con rayos de sol a un costo razonable, pero se quejó de que sus existencias andaban bajas y me suplicó que le diera algo como incentivo a su ingenio, teniendo en cuenta, sobretodo que aquella ¡había sido una temporada muy cara de pepinos! (La admiración es mía).

Le hice un pequeño presente, pues mi huésped me había abastecido de dinero con tal propósito al conocer su costumbre de pedir a todo el que va a visitarlos.”

Recalco dos coincidencias: la carestía de pepinos y los rayos del sol, tan protagonistas. 

 

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