DIARIO DE LA CUARENTENA / Sexta parte
DÍA DIECIOCHO – Lunes 6 de Abril del año 2020
De no creerlo: me levanté a las 13:50, y
eso porque me llamó Jenny para que vaya por una olla de ajiaco que nos tiene
del que preparó con la mamá. Desde antier yo no salía de la casa. Me duché
rápidamente y salí al sol implacable. Está bella la tarde pero me dio hasta
mareo por haber estado tanto tiempo encerrado en mi casa trabajando. Y esto fue
todo lo que quedó escrito de este día. Ya anexaré algo más, porque me dedique fue
a descansar ya que ayer adelanté mucho, me exigí a fondo y quedé agotado. Pero
me siento muy bien. Siento que estoy encontrando mis caminos.
No anexaré más. Así está bien. Pero
aclararé aquí el tema de mi manejo de las horas. La mayor parte del tiempo empleo
la hora militar, de 00:00 a 24:00 horas, porque así me acostumbré cuando presté
mi servicio militar obligatorio, engendro ancestral que no debería existir en
una civilización con futuro, pues su sólo enunciado es muestra de barbarie.
Pero me parece bien nominar así las horas, para no tener que estar aclarando si
es en la mañana, tarde o noche. Incluso a veces estoy tentado de utilizar la
hora aeronáutica, sin los dos puntos en medio, y decir, por ejemplo, las 1723
para expresar que son las 5 horas y 23 minutos de la tarde. Pero todo esto no
son más que ganas de hacerme el interesante. Que sufran los que quieran sufrir.
DÍA DIECINUEVE – Martes 7 de Abril del año 2020
10:10. Sentado en mi cama leo unas
páginas del libro A day after Roswell,
en la parte de cómo utilizaron los recursos de la Guerra Fría para estudiar y
prevenir posibles ataques de fuerzas extraterrestres. Y lo hicieron
estadounidenses y rusos simultáneamente. Muy interesante exposición. Verosímil.
Esto me hace acordar de la caricatura Spy
Vs Spy de la revista MAD, truculenta
pero aleccionadora; ambos espías pierden, por turnos. Mi opinión es que ambas
potencias temen perder su influencia y dominio de “su” parte del planeta, a
causa de una tercera fuerza que las superaría científica y tecnológicamente, y
por eso son capaces de aliarse y luchar contra un supuesto enemigo común. Para
poner a la humanidad de su lado, intentan por todos los medios hacer creer a
los terrícolas que las intenciones de los alienígenas son hostiles; sin dejar
notar que si “ellos” hubieran querido invadirnos o destruirnos lo habrían
podido hacer siglos atrás.
Ya tomé mi café espresso y le di un tinto
a mi mamá cuando se levantó para ir al baño, pero sin decirnos una palabra.
Escuché un rato la agradable tertulia en W
Radio, con el tema de la próstata, porque según el estudio de una
universidad que no tiene mucho que hacer, entre mayor número de eyaculaciones
al mes –mínimo 21– en hombres menores de 50 años, menos posibilidades hay de
contraer cáncer de próstata. Y el informe lo traía una mujer, como para
promover la actividad. Le hicieron matoneo a la pobre y sacaron chistes sobre
el tema hasta que tuvo que intervenir el Dr. Casas e imponer el orden. Me cansé
y cambié a U N Radio, donde escuché
completas las obras: Sinfonía No. 39 en Sí bemol, del catálogo 543 de W. A.
Mozart, el genio de Salzburgo; y luego la sinfonía número 3 en Mí bemol mayor
Opus 55, “Heroica”, de Ludwig Von Beethoven, dedicada inicialmente a Napoleón
Bonaparte y considerada el inicio del romanticismo. Recomiendo la atenta
audición de estas piezas clásicas. Para que vean que no sólo los de la tal
universidad están desocupados. Pero la clave es cómo emplear constructivamente
el tiempo.
Hoy puse el despertador a las 8:45, y
para mí eso es madrugar. Con el horario loco que traigo no puedo seguir otros
15 días. Pondré al día el diario y sólo después adelantaré más diseños de
muebles; luego haré algunos origamis, y comenzaré mis nuevas esculturas en papel.
Tengo materiales, y planeo dedicar la semana de Pascua al Arte. Es que anoche
anunció el gobierno nacional que la cuarentena se extenderá hasta el 26 de
Abril a las 24.00 horas.
11:45. Enciendo el computador mientras
termino de desayunar frugalmente. Escucho música antillana.
14:55. Estoy digitando juicioso el diario
del día doce de la cuarentena. Escucho buen Rock en Radio Activa. Rara vez la
pongo porque no he estado en la vena pesada. Los presentadores de “El Gallo”,
todas las mañanas, son el equivalente a Julio Sánchez Cristo y su equipo, pero
en versión tomadura de pelo genial, sin una sola noticia seria. Lo que hacen en
la W a ratos es romper la tensión de tantas noticias malas y entrevistas
pesadas con notas divertidas. En Radio
Activa me gustan los “Domingos de Resurrección”, que es cuando programan lo
mejor de lo mejor del Rock de todos los tiempos.
20:08. Todo el día he trabajado digitando
los diarios. Adelanté muchísimo y sin contratiempos, gozando del mejor estado
físico que he tenido en todo el confinamiento. Estoy muy juicioso; pero tomo un
descanso. Sintonizo El Cartel Paranormal
de La Mega; tema: la segunda venida de Cristo. Y entre las 20:30 y 21:15 me
acomodé en el sofá grande y vi varios episodios de Los Simpson, nuevos y
divertidos.
21:20. Llamé donde Jenny y me contestó
Lucy. Me dice que deje sin pasador el portón porque va a estar aquí mañana a
las 6:30, pues vienen de la EPS a tomarle una muestra de sangre a mi mamá. Qué
tal que no hubiera llamado, por la mañana la timbradera en lo mejor de mi sueño
hubiera sido como para dañarme el día. 21:30. Volví al trabajo en el PC.
(Pido perdón porque hago un salto en el
tiempo al día en que estoy digitando, sábado 11 de Abril. Es que acabo de
escuchar en Javeriana Estéreo una
grabación histórica, hecha en 1.961 – año
de mi nacimiento – por la orquesta del Mozarteum de Salzburgo, del concierto
para piano no 21 en Do mayor, K 467, de Wolfgang Amadeus Mozart. Qué grabación
tan preciosa.)
23:45. ¡Por fin me acuesto! Satisfecho y
fresco como una lechuga. Estuve corrigiendo los textos hasta las 23:15, pero
debo parar para no sobre exigirme. El programa del Cartel Paranormal está interesantísimo. Buenos aportes, incluso de
los fanáticos religiosos, porque están bien dateados y eso se les abona.
Sólo les dejo el dato del estado de la
pandemia por Covid-19 hoy en Colombia:
Total de infectados: 1.780; total de
fallecidos: 50. Los datos son elocuentes: hace una semana iban 788 enfermos de
coronavirus y 16 fallecidos. Definitivamente es acertada la prolongación de la
cuarentena, y debemos auto cuidarnos. Feliz noche, varios días después.
DÍA VEINTE – Miércoles 8 de Abril del año 2020
Hoy cumple 24 años Diego Felipe, el hijo
de mi hermano Marco. Ya tiene una hija de 4 años, Salomé, y está muy juicioso
trabajando en un Call Center multinacional, gerenciando una cuenta grande.
Felicitaciones a mi querido e inteligente sobrino.
Me desvelé gran parte de la noche y me
sorprendió el día despierto. Analicé las posibles causas: ansiedad,
hiperactividad, preocupación, etc. Pero deduje que fue por haber comido a las
10:30 pm. No estaba indigesto ni algo por el estilo, y la espalda no estaba
molestándome. Es que al comer tan tarde quedé repotenciado como para seguir
trabajando; pero no quise ni siquiera encender la luz para leer un rato, porque
en realidad quería descansar, y lo hice, pero sin dormir.
Por momentos dormía, y cuando despertaba
miraba el reloj del celular para saber si pronto amanecería, pero apenas había
pasado media hora o cosa así. Ustedes saben cómo es eso. Pero lo bueno es que
pensaba y pensaba, y no sentía angustia ni molestia alguna, sólo ganas de que
amaneciera y levantarme porque entendía que ya no iba a poder dormir. Mi
cerebro estuvo trabajando y generó ideas nuevas, literarias y de diseño.
Pensando en cómo escribir una biografía breve de Ítalo Calvino, pues pronto voy
a tener que escribir sobre él y no tengo internet, libros ni enciclopedias a la
mano para datearme. Ya elaboré una muy divertida, pero verdadera, con los datos
que recuerdo.
Y estaba en el entresueño cuando llegó mi
hermana Lucy. ¡Gracias a Dios el portón estaba sin pasador! Entonces se generó
un nuevo sueño que parecía real: Lucy había llegado con el maestro albañil
Vidal Ovalle, el que construyó este segundo piso. No es tan malo como
constructor, pero como todo maestro de obra se cree “el último tapabocas del
mercado”, y lo levanta a uno hablando duro y echando vainas sobre “al que
madruga Dios le ayuda” y todo eso. Pero el viejo es buena gente y por aquí se
le aprecia. Pero el hecho de que yo lo haya escuchado hablar hoy en sueños me
da la espina que puede estar a punto de emigrar al otro plano; es que ya está
viejito: tiene como 75, y con esta pandemia… Dios lo libre.
Escuché luego cuando llegó la médica o
enfermera a la extracción de la muestra de sangre; hablando como una niñita,
costumbre curiosa en el personal médico; creen que así hacen sentir mejor al
paciente, pero me parece que lo hacen sentir es como un tarado, o al menos como
un bebecito. Bueno, mejor eso a que lo regañen. No demoró mucho, y se
desinfectó adecuadamente al llegar y antes de salir. Yo hice pereza otro rato,
y ya sabía que durante la nueva jornada me atacaría el sueño sin falta. ¿Y qué
afán?
15:00 acabo de llegar de Audifarma La
Primavera, de reclamar los medicamentos de mi mamá. Me iba dando rabia porque
al parecer tocaba ir hasta Compensar de la 26 con 68, ¡y tengo una pereza de
viajar en bus! Pero sólo hay que reclamar los medicamentos POS. Estos son:
Ácido Acetilsalicílico, Bromuro de Ipratropio, Esomeprazol, Bisacodilo y
Atorvastatina. El Hidróxido de Aluminio no fue recetado esta vez por olvido del
médico, y toca pedir la fórmula cuando vengan los facultativos. Hay como 20
personas en la fila para reclamar medicamentos, por suerte guardando las
distancias recomendables. Demoré en esta gestión cerca de dos horas. Me fui a
pie, como siempre. Calles desoladas, pero allá está la gente que no se ve por
ahí.
Para el lunes de Pascua toca ir a
compensar por: Vitamina D3 y Sacubitrilo-Valsartán. Listo. Todo en orden. (Me
cogió el nuevo día digitando estas notas el domingo 12. Son las 00:02). Escucho
música de piano de diversos autores clásicos y contemporáneos, interpretada por
Mauritzio Pollini, el invitado de la noche.
Me desinfecté al llegar, entré al baño, y
pasé luego a escribir estas notas en el cuaderno. Mientas tanto escuchaba en el
TV un programa sobre virus y pandemias, para variar; pero me cogió el sueño,
entonces me acomodé y dormí profundamente casi 90 minutos, cubierto con mi
manta térmica, por tanto patrocinado por ACE seguros. Valga la cuña.
17:45. Escuché entre sueños un programa
que me hizo despertar. Excelente documental sobre la vida y obra de Vladimir
Putin, hecho por NatGeo, que retrata la amenaza que significa para el mundo
este curioso y tenebroso personaje. El descanso estuvo reparador, pero ahora
quedé preocupado. Revisaré todo el tema; sobre todo el hecho de que a Putin le
convenía que el presidente de los Estados Unidos fuera Donald Trump y por eso
habría conspirado para ponerlo en la Casa Blanca. Tiene sentido esta
afirmación, a la luz de lo expuesto.
Me levanto y caliento mi almuerzo. Definitivamente,
lo mejor que puedo hacer es desayunar tarde, tipo 11 de la mañana, y almorzar
hacia las 5 o 6 de la tarde; y al acostarme tomar un café, o aguadepanela, o
tetero, cualquiera con pan, o un pocillo de leche caliente. Así lo he estado
haciendo durante el confinamiento, y en ocasiones por cosa de mis horarios de
vueltas, pero ahora he comprobado que me funciona bien y es un régimen sano. Comí
viendo History Channel 2, y quedo
listo para sentarme al computador. Son las 18:31. Fin.
DÍA VEINTIUNO – Jueves 9 de Abril del año 2020
/Santo
6:30. Descansé bien y me desperté
naturalmente, con la cabeza atiborrada de notas para escribir aquí. Razón: mis
sueños. Pero antes debo contar que encendí la radio y escuché en W la voz sensual de Sofía Vergara
invitando a donar mercados para los más necesitados. Por estos días la actriz
está afectada por el final-final no va
más, de la serie que la convirtió en una de las mujeres más famosas y
deseadas del mundo: “Modern Family”. Gracias Sofía. Pero, como pasa con las
cosas buenas, se pusieron a repetir hasta la saciedad el mensaje y ya se vuelve
aburridor. Lástima.
También hubo la buena noticia de un
veedor municipal que llamó para felicitar al Alcalde de Sopó porque montó una
fábrica de tapabocas con el material donado por un textilero, dando trabajo a
madres cabeza de familia, y regalando a sus ciudadanos los tapabocas para que
nadie prescinda de usarlos ahora que su uso es obligatorio en la calle.
Pero una noticia triste llegó desde Roma:
al menos 100 médicos y personal de salud han muerto en la guerra contra el
Covid-19. Y en Yemen se declara un alto unilateral al fuego porque temen que, aunque ningún caso de
Coronavirus se ha presentado, cuando se presente, el sistema de salud del país
está destruido por la guerra y no tendrían como combatirlo. Ironías. ¿Cuáles
son las únicas Guerras que debería declarar la humanidad? Pues la Guerra contra
las enfermedades, la Guerra contra la pobreza extrema, que es la misma Guerra
contra la riqueza extrema, la Guerra contra los que destruyen la naturaleza, la
Guerra contra los corruptos, etc.
Hace un tiempo había decidido que en esta
Semana Santa no participaría en celebraciones comunitarias como lo había hecho
gran parte de mi vida como católico, porque a veces siento que la gente
participa más por cumplir unos ritos y aparentar vida espiritual que por
verdadero compromiso con el mensaje de Cristo, o si no nuestra sociedad no
estaría así de mal. Se practica la religión como una tradición cultural y
familiar, con devoción y con entusiasmo, eso sí, pero sin mejorar en esencia
nuestro comportamiento con el prójimo, que es el propósito de toda espiritualidad
verdadera.
Un proverbio dice que cuando uno desea
algo de corazón el universo conspira para dárselo, y esta es una prueba de que
es cierto. No sé si hubiera sido capaz de ausentarme de las conmemoraciones pascuales
sin sentir un cargo de conciencia y hasta temor de ser juzgado por los
rigoristas de la Fe, que se fijan más en lo ritual que en lo esencial.
“Es más importante la compasión que el
culto” enseñó el Maestro, y así lo he practicado siempre, sin dejar de acudir a
la iglesia, como lo hago en cualquier momento que mi alma así lo pide. Dixit.
7:36 Voy a prepararme un rico espresso y
recomenzaré la labor…. Listo.
Anoche soñé con mi tío Cándido. Aquí
tengo que pasar a contar quién era mi tío Cándido Morales, porque imagino que
si googlean no van a encontrar datos. Mi querido tío Cándido murió hace 13 años.
Empecé por el final, qué mal. Era medio hermano de mi papá, Marco Aurelio
Zambrano Morales; y con éste y otros cuántos –Saturia, Teresa, Lucía, Israel,
Benjamín, Roberto, Ricardo y Ezequiel– hijos de Asunción Morales. Hijo
“natural” fue Cándido, o bastardo para ser más precisos y menos delicados, que
fue el menor de todos los hijos de mi abuelita, quien lo tuvo con otro señor
que al igual que mi abuelo tampoco conocimos, y que sería un bonito tema de
investigación genealógica. Seguro que la emprenderé.
Pero sucedió que a raíz del asesinato de
Jorge Eliécer Gaitán, el candidato del Pueblo, y de La Violencia desatada en Colombia por este magnicidio desde ese 9
de Abril de 1.948, exactamente hoy hace 72 años, la familia Zambrano Morales se
disgregó y perdió todo contacto. Eran tiempos distintos, donde una carta duraba
meses en llegar a un destinatario, y si no se conocía la dirección era casi
imposible hallar a una persona.
Mi papá, joven pacifista y aventurero,
trabajó en varias zonas del país hasta que se radicó en Bogotá, donde conoció a
doña Paula Flor de María Gaviria Viasús, mi mamá, trabajando en la lavandería y
tintorería de los hermanos de ella. Se casaron en la iglesia de San Pedro
Nolasco y fueron felices. Pero aquí no pongo Fin porque tengo que escribir sobre mi tío “Candiduchas”, como
cariñosamente le decíamos.
Hacia 1.965, mi papá sintió ganas de
volver a ver a su familia y emprendió viaje a la región de San Luis, Tolima, de
donde eran oriundos, para buscarlos. O tal vez llegó allá llevado por uno de
sus contratos como músico, con su conjunto; pues ya en esta época se había
dedicado por entero a la música de cuerda, siendo socio fundador del Club
Camucol –Club pro Arte Musical Colombiano– y amenizando bailes o dando
serenatas por el centro del país.
El caso es que halló algunos hermanos, ya
todos con familia y establecidos en diferentes lugares, e incluso averiguó cómo
llegar donde los que estaban en los llanos orientales o en Bogotá. A raíz de
este reencuentro, apareció un día por nuestra humilde vivienda mi tío Cándido,
aún soltero y sin hijos pero con planes de organizarse luego de prestar su
servicio militar, pues como soldado en licencia fue que apareció por nuestra
casa. Y ya nunca dejó de visitarnos y de darnos alegría con su presencia
radiante, y aún no se ha ido de nuestros corazones. Y de vez en cuando sueño
con él, para cruzar reportes de la situación allá y acá.
Cándido Morales era un alma de Dios y
conocía a Dios como pocos. Y es paradójico que haya sido comunista convencido.
Tal vez por las promesas de justicia social que ese movimiento ofrecía, que se
aunaban con su disposición permanente a servir a los demás. Lo cierto es que
fue miembro destacado del Partido y líder sindical obrero, y como tal viajó a
la Unión Soviética en sus mejores épocas, y se preparó y siguió luchando por la
clase obrera. Aunque no había estudiado más que la primaria, su capacidad
intelectual e interés por aprender lo volvieron un gran interlocutor con el que
se podía hablar amenamente de cualquier tema. Jamás le gustaron la controversia
y el dogmatismo sino buscar puntos de acuerdo para vivir en armonía. Creo que
es el mejor ser humano que he conocido. Sea este un homenaje sentido a Candiduchas.
Su esposa, Mery Peña, una noble mujer que
lo acompañó incondicionalmente, murió de leucemia cinco años antes que él. Fue
un duro golpe que lo fue minando. Llevaba ya varios años dedicado a los
negocios independientes, pues finalmente había dejado la política y el
movimiento sindical; había arreglado un retiro digno con la empresa y comenzó a
buscar nuevas formas de ganarse el sustento. Mientras tanto sus hijos Manuel
Antonio, Milena y Juan Carlos –nacido Brezhnev– crecieron y formaron sus
respectivas familias. Manuelito es el único que mantiene contacto permanente
conmigo, vía telefónica, y heredó un trabajo en la misma empresa en que trabajó
su padre. Tiene mucho de la personalidad y la nobleza de carácter de mi tío
Cándido, y cuando me llama siento un poco que hablo otra vez con mi querido tío.
11:11. Y descanso un poquito, escuchando
el duelo musical entre Julio Sánchez Cristo y Juan Pablo Calvás, en la W, puro
cross over, luego de darle el desayuno a mi mamá, que salió de su habitación a
las 10:30, dispuesta a preparar ella misma su desayuno; pero le conté que ya
estaba listo sino que pensé que dormía y por eso esperé otro rato. Le frité un
huevo, le calenté el chocolate y una arepa, y le serví todo con dos tiras de
queso doble crema. Comió contenta.
Desayunó viendo la celebración del Jueves
Santo desde el Vaticano, con el papa Francisco. Armando le avisó, por suerte.
En cambio Lucy manda a llamar a Jenny, al rato, para decirle que si la está
viendo por qué no se pasa al canal Caracol,
que se ve más clarito. Qué detalles. Y es la misma transmisión. Entonces decidí
sentarme a ver la misa con mi mamá, quien me dijo “mijo, póngame otra vez el
canal RCN que es el que me gusta”;
ah, vainas. Y preferí la misa porque está muy bonita, porque en la W ya están
banales, ¡y porque es Jueves Santo!
15:45. Me senté al computador a seguir
digitando lo del día 16. Ya almorcé, al tiempo con mi mamá, en su habitación.
Marco hizo un “entero” –sopa de sancocho que se prepara sin trocear los
ingredientes– delicioso. Yo salí a comprar los vegetales –yuca, papa, plátano
verde, arracacha y aguacate– y me jacto de haberlos escogido bien, porque la
preparación quedó de rechupete, con cada componente en su justo punto y con el
mejor sabor. Aunque, normal, le aplicaron su porción de costilla de res.
Acompañamos todo con arroz blanco, y con la música de Candela Estéreo, presentando su respectivo duelo, en este caso
Diomedes Díaz contra los grandes de la Salsa. Tremendo sancocho.
23:55. Ya estoy acostado. ¡Cuánto trabajé
hoy! Pero también descansé dos lapsos en el sofá, aparte de la hora de
almuerzo, e incluso dormí. Terminé de digitar hasta el día dieciocho de la
cuarentena, y ya casi estoy al día. Y cuando lo logre, no sé si seguiré
escribiendo directamente en el computador, porque así como voy hago doble
trabajo*; lo importante de este método es que cuando transcribo a Word corrijo
y amplío, dejando listos los textos para su publicación. Sin embargo estos son
revisados y corregidos nuevamente cuando han reposado un poco.
En el Cartel
Paranormal de La Mega presentan a Monseñor Andrés Tirado haciendo una bonita
descripción de lo sucedido en este día en la época de Jesús y por qué se
conmemora el Jueves Santo; el nacimiento del Cristianismo, los hechos iniciales,
y los problemas y retos actuales.
DÍA VEINTIDOS – Viernes 10 de Abril del año 2020
/Santo
Como se pueden dar cuenta no hay gran
cosa que contar sobre la rutina de los días, por eso tengo que llenar las
cuartillas con hechos, opiniones y anécdotas que no corresponden al objetivo de
este Diario. Pero con el pasar del tiempo del confinamiento he dado en pensar
que los pensamientos, sueños y recuerdos también son parte de la vida diaria, y
si no fuera por ellos la vida sería insoportable. Somos seres pensantes y no
robots programables. Por eso los seguiré molestando con temas de toda índole y
con mi opinión sobre nuestra realidad, buscando, luego de años de reflexión,
lecturas y vivencias, hacer mi pequeño aporte al mejoramiento del mundo y de la
especie humana.
Entre las 2 y las 4 de la tarde me senté
en la sala a ver el Viacrucis desde la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Esta
es una de las ceremonias más bellas e impactantes que he visto en mi vida; y si
no fuera católico igualmente la hubiera valorado. Fue de una sencillez y una
precisión bien calculadas, pero los mensajes que exponían las personas del común,
víctimas de la sociedad actual y de los sistemas de gobierno; victimarios a su
vez de una humanidad que los juzga y los condena sin piedad, sin darles la
mínima oportunidad de arrepentirse, de corregir su comportamiento y de pagar
con bien, y no sólo con cárcel, sus errores. Incluso la sociedad, incluida la
Iglesia, condena culpables e inocentes, con el propósito de imponer su
justicia, como en la época de la Inquisición; o como en los exterminios de
judíos, kurdos, chechenos, palestinos, mongoles o separatistas u opositores de
muchas naciones, en el caso de los sistemas políticos.
20:05. Me sentaré al computador a digitar
lo correspondiente al día diecinueve de la cuarentena, tomando un delicioso
jugo de tomate de árbol y escuchando música de piano en la emisora de la
Universidad Javeriana. Dormí cerca de 90 minutos después del rico y abundante
almuerzo, la segunda parte del entero que ayer se hizo.
Acabo de ver el aura en la punta de los
dedos de mi mano izquierda. Es completamente blanca; buena señal.
Desperté para ver en History Channel 2 un programa sobre la peste bubónica que en 1.349
atacó al mundo conocido matando a más de 60 millones de personas en poquísimo
tiempo. Nadie supo cómo se propagaba la enfermedad y por eso no pudieron
combatirla; hasta que, realizado su trabajo, se agotó por sí misma. El agente
era invisible para la ciencia y la tecnología de la época, y era una infección
que se transmitía por la picadura de una pulga, y la pulga era llevada a todos
los rincones por las ratas, y la gente convivía con las ratas en una época
donde la higiene y el aseo eran poco comunes en las personas y en las casas.
Después de la peste vino El Renacimiento,
el movimiento cultural, científico y artístico más importante de nuestra
civilización hasta el día de hoy; y floreció en Europa, el continente más
afectado por la pandemia de la peste. ¿Qué vendrá para el Mundo después de la
actual pandemia por el Coronavirus? ¿Un renacimiento, o el fin tan anunciado
por los profetas a través de la Historia?
Estamos ante el reto más grande para el
futuro de nuestra civilización, y todos somos parte de la solución esta vez.
DÍA VEINTITRÉS – Sábado 11 de Abril del año 2020
/Santo
10:09. Me levanté hace 40 minutos a hacer
mi tinto, y como se levantó mi mamá le calenté el suyo de una vez, y lo endulcé
con miel. Anoche hubo otra discusión, sobre todo con Marco, y no estamos muy
contentos que digamos. De una vez puse a hacer ¡tres chocolates! Uno con leche
deslactosada para mi mamá, otro con leche entera y bajito de chocolate para
Marco, y un tercero que preparé sobre el que quedaba de ayer, para mí. Como ven
no es sencillo; cada uno tenemos nuestros gustos, mañas y necesidades.
10:41 Ya le di el desayuno a mi mamá, y
ahora vine a mi cuarto a trabajar. Me terminé el tinto ya frío. Quería escuchar
un programa especial de música colombiana en homenaje a José María Peñaranda, compositor
paisa de canciones costumbristas francamente groseras, y por tanto
“undergrouds”, con Mario Jursich Durán, director de El Malpensante, como invitado, pero escuché sólo el comienzo porque
es tarde y me toca atender a mi mamá. Le serví su chocolate cargadito, huevo
“revolcado” o sea batido ya dentro de la sartén y arepa asada con queso
derretido. Le encantó; se comió todito y me dejó la prueba. Hice enseguida mi
desayuno: dos sándwiches de pan Baguette con huevo en tortilla, tomate y
lechuga crespa. Acompañado con chocolate mixto –medio de ayer y medio de hoy.
Desayuné en mi cama, escuchando en W
Radio una lista de canciones con el tema de la lluvia. Lavé la loza y me
disponía a levantar mi cama cuando sucedió algo inesperado.
11:50. Llegó Aída Raquel Forero Piñeros,
y de parte de ella y de Omar trajo un gran mercado de frutas y verduras para mi
mamá, y hasta variedades de pan, queso y abarrotes. Esto debido a un comentario
que hizo anoche mi mamá por teléfono y que fue el motivo de la discusión. En
realidad fue un malentendido, porque mi mamá tiene lo que necesita y siempre
come bien. De paso nos trajo a Marco y a mí un mercado de grano. Lo que me
pareció mal fue que Raquel sola trajo todas las pesadas bolsas. Sí, hoy es el
día en que sólo pueden salir mujeres, pero si nos hubieran avisado yo paso por
encima de la norma y traigo el mercado, porque fuera de que nos lo regalan
tienen que traérnoslo a la casa. Como ella no iba a subir, Marco bajó a recibir
los paquetes. Yo me senté desolado en la escalera, sintiéndome mal, y lo único
que atiné a decir fue: “En realidad, Raquel, me parece una exageración”. Pero
es que ellos son así: colaboradores y abundantes. Ella respondió, sonriente y
acalorada por el esfuerzo, “Es para que no tengan que salir tanto a la calle”. Yo
quería decir es que pudo haber sido menos cantidad, y que debieron llamarme o esperar
para no esforzarse tanto. Tenemos mercado en nuestra alacena, y a mi mamá se le
compra a diario lo de sus especialidades para el almuerzo, o sus caprichos; y
en el bifé de ellas también hay mercadito. Pero nunca sobra. Les agradecemos.
Pero no lo he hecho aún. Desde la nube: ¡Gracias Omar & Raquel!
Subí tres bolsas y me encerré en mi
cuarto. Marco dijo “pero ni me ayuda a subir las bolsas”; y yo le contesté: “es
que si me dicen yo voy y traigo todo el mercado sin ningún problema”. Y me
enclaustré por el resto del día. Así soy yo: una mierda.
(Vuelvo a la digitación de estos diarios
el lunes 20 de Abril del 2020; a las 14:06, acompañado por Jazz de Javeriana Estéreo.)
12:30. Me pongo a analizar, y lo que
sucede es que Marco y yo estamos cocinando aparte, y tenemos que comprar el
mercado con nuestro dinero; y si yo no tengo, Marco aporta; pero el hecho de
que alguien externo aporte el mercado para cocinarle a mi mamá y que nosotros,
en vista de que Lucy no está aquí por estos días, hayamos decidido cocinar lo
nuestro junto con lo de mi mamá, convierte el asunto en que nos estamos
comiendo el mercado que le trajeron a mi mamá. ¡Demonios! Es de no entender,
siendo tan sencillo. Porque ese mismo problema lo enfrentaría Lucy si estuviera
aquí cocinando para ella y para mi mamá. En realidad los hermanos que viven
fuera aportan es para los gastos médicos y de movilidad de mi mamá, y para
alguna eventualidad, si sobra. Y Lucy hace el mercado para las dos con su
propio dinero, pues recibe lo de la pensión. Pero, se haría esta pregunta un
micro economista, ¿cuánto dinero está gastando Lucy de lo suyo en el almuerzo
para las dos? Imposible saberlo. ¿Y por qué no tasar el precio de la cocinada
de los alimentos y el cuidado de mi mamá, cosas que no tienen precio pero que
valen mucho? “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que sabrán responder a
estas cuestiones”, contestaría el eximio prosista y sabio mamador de gallo
Fernando Vallejo.
Lo importante es saber que estas
problemáticas se presentan en cualquier familia que tenga la necesidad de
cuidar a un adulto mayor; y que en realidad las discusiones se han zanjado
siempre de la mejor manera y pensando en el bienestar de la fundadora de esta
particular familia. Y se ha logrado el objetivo porque mi mamá, doña Paula Flor
de María, goza de buena salud, plena autonomía y excelente estado de ánimo, y
agradece todos los días a Dios, ante sus propios altares, por la dicha de
contar con tan buenos hijos; yo entre ellos. ¡Ajmmm!
Por estos días está otra vez contenta
conmigo. Duerme ahora su siesta de antes del almuerzo y cuando se despierte me
llamará: “Jorgito esto” o “Jorgito lo otro” o “pobre mi chinito, debe estar
cansado, tómese un tintico y descanse un rato”, y cosas así.
Con mi mamá la convivencia es fácil y
agradable, pero también hay que estar preparados y tener paciencia, porque es
muy sensible y puede ponerse brava con unas o con otros por turnos, y tiene sus
necesidades y caprichos que hay que atender. Pero es la ley de la vida: los viejos
nos crían, nos sacan adelante y nos sueltan para que volemos solos; pero si
somos agradecidos con ellos debemos cuidarlos en su vejez y enfermedad, en un
ciclo que se repetirá con nuestros hijos.
Por supuesto, predico pero no aplico,
porque no sé qué pasó con mis alas; están estropeadas o me pesan mucho, porque
a mis 58 años todavía nada que vuelo lejos. Bon-Bril llaman en Colombia al hijo
que tiene este curioso estado de vida. Bon-Bril era una marca famosa de
esponjillas que duraban una eternidad, pero la empresa quebró porque a lo que
hay que invertirle es a la obsolescencia
programada. Soltero, sin hijos terrestres, escuchando Jazz y escribiendo
intrascendencias.
A veces pienso que el dolor crónico que padezco
en la espalda es el anuncio de que finalmente van a crecerme las alas. Ojalá, a
ver si por fin vuelo lejos.
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¡Estoy harto de la cuarentena! ¡Estoy
harto del coronavirus! ¡Estoy harto de los virólogos, quenos tienen en sus
manos y aprovechan para torturarnos sicológicamente! ¡Estoy harto de las cifras
de la pandemia! ¡Estoy harto de los noticieros que son como un solo noticiero
eterno en donde lo único que cambia es el número de muertos! ¡Estoy harto de
los conciertos en línea! ¡Estoy harto de la lástima! ¡Estoy harto de las
grandes empresas que exprimieron al pobre consumidor y ahora piden auxilio a
los gobiernos! ¡Estoy harto de los bancos, que multiplican sus utilidades al
ritmo de la cifra de contagiados!
Estoy harto. La especie humana es una
cochinada. Qué pena, Dios Santo, pero la vaina le salió como mal. Y si va a
destruir esta especie y algún profeta tercermundista le sale con el pedido de
otra oportunidad, pues le aconsejo que haga “oídos sordos”. Hágale, Padrecito, mándenos
fuego y terremotos, o la variante que quiera – ¿por qué no una buena pandemia
incurable? – para que no vuelva a pasarle llegar al colmo que un subordinado,
un insignificante habitante de un engreído país que se cree desarrollado y bien
gobernado, en un planeta perdido, vaya a darle consejos a usted, el mero-mero.
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13:27. Mientras elucubro todo esto,
acostado en mi yacija, escucho a James Taylor, Tony Benet con Bono, Elefthería
Arvanitáki, Vinicius de Moraes (Wild mountain, I’ll wanna be around, The
revenge is sweet, Eu sin vocé) y unas bellísimas interpretaciones de Natalia
Lafourcade (Mexicana hermosa, Rocío de todos los campos), todo en Javeriana Estéreo, y como que se me va la
amargura poco a poco, y duermo.
14:27. Mi mamá y Marco organizaron en las
alacenas las inmensas cantidades de mercado que nos donaron Omar y Raquel. Y mi
mamá dice graciosamente “¡Ay, yo no me como todo eso!”, y agrega: “toca que
ustedes gasten de ahí”. Un buen apunte de la principal beneficiaria ante el
dilema planteado líneas atrás. Ya está de buenas pulgas con Marco, y Marco dice
“claro mamá es que de ahí cocinamos para todos”. Pero yo, en estos momentos, no
tengo ganas de gastar un grano de ahí. Orgullos pendejos, diría “Candiduchas”
soltando la carcajada.
Acostadito en mi cama acabo de leer
“Derivas de la pesada”, un sesudo, divertido y avasallador ensayo de Roberto
Bolaño sobre la literatura argentina postborgiana, y una narración de ciencia
ficción en homenaje a George A. Romero, “El hijo del coronel”, thriller de zombis
trepidante y apocalíptico. Había sacado fotocopias de un libro de la
Biblioteca, previsivamente, porque no poseo un solo libro del Maestro Bolaño.
Carlos mientras tanto hace visita a mi
mamá, y cuando comenzaron sus críticas contra las alcaldías y el gobierno
porque no hacen llegar las ayudas a quienes más las necesitan, Marco va y le
dice: “Oigan, ¿y por qué no cambian ya de tema?” –Quitándome el trabajo de
fregar la vida– “Hablen de buenas películas o algo así positivo”, sugirió.
Entonces Carlos se enojó, con justa razón, y se fue dando un portazo, y duró
dos días sin subir.
Se supone que en esta casa el imprudente
y cansón soy yo. Pero como estoy encerrado y sin hablarles, tal vez Marco creyó
oportuno tomar mi lugar. Ah, mi hermano querido.
La casa quedó otra vez en silencio y pude
disfrutar emocionado la canción “Drive” del grupo Cars. Muy buena canción, cuya letra dice “Who’s gonna pay attention to your dreams?”.
Apago la luz y sigo pensando en la vida a
través de la música. ¿Quién va a prestar atención a mis sueños?
Nuevamente me duermo, y vuelvo a
despertar cuando ya está entrada la noche. No hay notas, pero recuerdo que me
levanté de otro ánimo, almorcé y hablé con Marco y con mi mamá como si nada.
Almorcé viendo la televisión. Me sentía como si acabara de ser rescatado de un
pozo profundo. Rescatado por la música, rescatado por los sueños; y no me
arrepiento de todo lo escrito, porque son estados del alma, momentos emocionales
que toca vivir para poder ser feliz. Y soy feliz, pero no retiro nada de lo
escrito. Lo escrito, escrito está;
dijo Pilatos, y se lavó las manos. ¿Había coronavirus en esa época? No, sino
que los gobernantes siempre se andan lavando las manos después de cada cagada. Ahora el dilema es si publico todo
tal como me nació o no. Dulces sueños. Les dejo unos versos de las maravillosas
canciones interpretadas por Natalia Lafourcade.
No
te pongas triste, sólo mira el cielo,
Que
la noche es buena pa’ reconciliar los sueños.
………………………………………….
Mariposa
morada entre bambús,
Rocío
de todos los campos, libre serás.
La
muerte llegó seduciendo tu encanto,
Y
te fuiste pal campo.
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