DIARIO DE LA CUARENTENA / Cuarta parte
DÍA DOCE – Martes 31 de Marzo del año 2020
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DATOS
DE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS
LUGAR INFECTADOS
MUERTOS RECUPERADOS
El Mundo 800.000 40.000 135.000
Estados Unidos 164.000 3.156
Colombia 788 16
España 94.417
Francia 3.523 5.595
Ecuador 1.900 60
Reino Unido 1.789
Irán 2.898
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Estos son los datos que tomé durante el
día*, porque no estuve muy concentrado en las noticias. Otros datos al
respecto:
India tiene 1.000’000.000 de personas
confinadas; las muertes en el mundo hoy fueron 3.465; Moscú declaró la
cuarentena después de confirmar cerca de 2.000 casos de infección por Covid-19;
Italia extendió la cuarentena hasta el Domingo de Pascua 12 de Abril; Miami no
ha decretado la cuarentena, a pesar de contar ya más de 2.000 casos; la turista
canadiense de 85 años, que tuvo el primer caso de Coronavirus presentado en
Colombia, se recuperó y viajó al Reino Unido en medio de los vítores de la
gente y los médicos; mientras tanto en Bélgica murió un niño de 12 años
afectado por el Covid-19; y Wuhan, la hermosa ciudad china de 11’000.000 de
habitantes, comienza a salir de 2 meses de confinamiento.
(*) Cada vez que ponga el asterisco en
una frase o palabra, es porque, en el preciso momento en que la estoy
escribiendo, alguna persona en los medios de comunicación está diciendo
simultáneamente lo mismo. Mi hipótesis es que estas coincidencias son una
confirmación de que se va por buen camino. Esto lo aprendí de la Alquimia.
Retomo el Diario.
9:41. Por fin logré despertarme completamente.
Qué bien, porque pude dormir y descansar. Mi espalda está poco adolorida; me
sirvió dormir con almohada muy bajita, y haber trabajado ayer cambiando de
lugar cada cierto tiempo. A las 10:06 le marqué a Édgar. Nada que contesta y
nada que llama; el hombre es castigador. Y yo que
estuve trabajando con tanto entusiasmo para alistar los diseños de muebles, ¡Y
estoy necesitando dinero! Me atreví a pedirle porque tenemos dos proyectos en
camino: “Mila, Cocina y Café” y los muebles para ludotecas en Tumaco, Nariño. Pero no importa, seguiré trabajando porque con Marco vamos levantando lo necesario para el día a día.
A
las 11:30 levanté mi cama y me puse a hacer desayuno con mucho ánimo. Antes
realicé un nuevo diseño de muebles, y nacieron nuevas ideas. Bueno, piqué
cebolla, tomate y lechuga, todo bien lavado. Marco trajo ayer buenas verduras.
Y hoy cocinaremos unas arvejas verde secas que dejé anoche en remojo; son unas
arvejas que hay que lavar y escoger mucho, pero tienen un sabor exquisito.
Arroz todavía queda del que hice antier, porque he gastado pega de la que deja
Lucy. Marco salió de la ducha y le serví el desayuno; él tomó chocolate y yo
café con leche. Quedó delicioso todo. Y desayuné en la mesa del comedor
escuchando W Radio. Lucy le dio a las 9:30 el desayuno a mi mamá, y ahora
descansa arriba. Mi mamá está bien de salud, aunque a veces le molesta un poco
la tos. Quiere comprar mandarinas para hacer un remedio que le indicó la señora
Lucila, pero es que el problema de mi mamá ya es crónico y todo remedio es
paliativo. Allá la oigo hablando por celular encerrada en su cuarto.
Los vecinos ponen música para todos; unos
pusieron bachata, otros, vallenato, otros hip-hop. Óscar Herrera sale a la
ventana y saluda a alguien ruidosamente, porque él es así, cordial y
entusiasta, y es una gran persona. Su hijo Santiago es el que más sale, a la
terraza y a sacar a pasear a su perrita Beagle, Sasha. A veces se emociona y
pone muy buena música a todo “teque”, como diría mi mamá. En seguida me ducharé
y pasaré a continuar con mis diseños.
Qué mamera estos inventarios de rutina,
pero son parte de lo que debe ser un diario, lógico. Escribir diarios es algo
que he hecho toda mi vida. En mi Blog ya he publicado algunos y espero
publicarlos íntegramente, con las debidas excepciones para no herir
susceptibilidades, pero es un ejercicio que me ha servido para practicar y dedicarme
algún día totalmente a la literatura. Proyectos hay muchos ya comenzados o
esbozados.
Son las 2 de la tarde. Hubo un largo
entreacto porque debí hacer varias cosas antes de instalarme a trabajar en la
terraza.
1.
Limpié el polvo y organicé
parte de las estanterías donde almaceno chécheres, ganando un poco de espacio.
2.
Engrasé con Gardenia, una
crema de Kenda Farben, mis dos pares de zapatos de cuero, color tabaco uno y
castaño el otro.
3.
Me afeité concienzudamente
las cuatro puntas que me salen en la barbilla y que me incomodan ya.
4.
Eché mi ropa a lavar, incluso
funda, sábana y toalla.
Lucy hace el almuerzo y Carlos hace la
visita como si nada pasara; trayendo las historias de la terquedad de la
“Mona”, su esposa, una mujer que le organizó la vida a su manera. Tuvieron 5
hijos y éstos le han dado 6 nietos, pero la que manda en la casa es ella; hasta
los nietos mandan más que Carlos, quien se dedica a obedecer diciendo que toca
llevarles la idea para evitar peleas. Y así se le fue la vida a Carlos Julio,
mi hermano revolucionario, el que viajó a la Unión Soviética y estudió en la
cátedra Patricio Lumumba de la Universidad Lomonosov de Moscú, y atravesó la
tundra y la taiga en el Ferrocarril TransSiberiano; que recorrió los países al
otro lado de la Cortina de Hierro; que conoció parte de Latinoamérica primero y
luego toda Colombia, no sólo por su trabajo político sino por su labor
artesanal, en la que fue muy consagrado e innovador, y cuyo gremio ayudó a
institucionalizar en Bogotá. Mi hermano el creativo, el estudioso, el
independiente, el viajero incansable, el soñador, que nos transmitió el gran
valor de la lectura y el gusto por la salsa y el rock, armando una biblioteca
envidiable y trayendo los últimos discos que llegaban por la Puerta de Oro de
Colombia, Barranquilla, donde vivió años trabajando en bares y billares antes
de volverse artesano, fue vencido y encarrilado por una mujer menuda y brava
ante la que depuso sus armas de combate. No será el primero ni el único en la
Historia al que le pasa, y si es feliz así, eso es lo importante. Pero
reconozco que ahora sí debe llevarle la idea a su Mona porque ella padece una
enfermedad degenerativa en los huesos que la pueden llevar a la parálisis
total. Pero Aurora, que así se llama mi cuñada, da órdenes imperativas desde su
cama, como una emperatriz dirigiendo su pequeño imperio al capricho de su
estado de ánimo, con unas terquedades que no le ayudan mucho y unos hijos que
la adoran pero que tienen sus propias preocupaciones y no pueden permanecer
todo el tiempo con ella. Paola Andrea, la hija mayor, Jueza, esposa de un Magistrado,
ambos muy jóvenes y pilos, le envía regularmente dinero para los medicamentos y
demás necesidades, e incluso ha querido llevársela del todo para Calarcá, en el
Quindío, pero Aurora se niega rotundamente porque aquí es donde se siente
mejor.
Así va la vida de ellos; por eso me da
vaina decirle a Carlos que no visite tanto a mi mamá en esta época de
cuarentena, o que no le hable tanto en ese espacio cerrado, porque el hombre no
tiene ahorita ningún sitio adónde escapar un momento en este confinamiento, ya
que en su casa viven rotándose los hijos, los nietos, el perro Simón gigantesco
y una gata recién llegada, y el primer piso es pequeño. Y yo lo atiendo bien
cuando tengo tiempo, dándole tinto o café con pan, a veces calentado, pero no
le charlo mucho porque sin darse cuenta su discurso es repetitivo. Su
convicción socialista lo hace enemigo acérrimo de los Estados Unidos, admirador
del régimen cubano –con justa razón, pero sin aceptar críticas al mismo– de
Putin, de Maduro. Revolucionario desperdiciado en pro de un proyecto familiar
que lo hace a un lado tan pronto ha prestado sus servicios, da lo que puede y
se sienta a esperar una revolución que jamás
va a llegar en la forma en que lo espera, como el pueblo judío, que
tercamente espera un Mesías al que no vieron pasar.
Que me perdone mi hermano y su familia si
estoy haciendo un mal diagnóstico de su situación, pero entiendan que cuando me
pongo en esta vena estoy tratando de hacer literatura, y me tomo ciertas
licencias. Quiero mucho a la familia Zambrano Vásquez y a su linda
descendencia, y espero algún día ayudarles gracias a mi éxito para que vivan mejor.
El clima ha sido favorable para mi
permanencia acá arriba porque no hace frío, el cielo está nublado y la llovizna
que amenaza lo que hace es traer una deliciosa humedad al ambiente. Las pocas
plantas de la terraza están preciosas; solitas se recuperaron –aunque ahora
recuerdo que Juan Carlos, el esposo de mi sobrina Érika, vino a hacerles
mantenimiento hace un tiempo–, y están brotando nuevas maticas: un cactus, unas
Astromelias y una de hojas puntudas de cinta y ramilletes de lirios rojos
pequeñitos, como las que había en la “sementera” de La Granja. Y el carretón
dio una flor diminuta con cinco pétalos de color lila y corola amarilla.
Son las 23:50. Escucho en La Mega a una
oyente que habla de Dios, y lo describe con gran precisión y belleza: Dios es
espíritu infinito y amoroso, y el ser humano, mientras viva en el cuerpo
material no lo va a conocer, sólo lo puede entrever por medio del Alma, ese
atributo que Dios le dio; y también habló la chica de cómo Dios se Revela
durante la vida. Ella en Verdad lo conoce. Bendita sea porque el Padre
Universal “quitó las escamas de sus ojos”.
Bueno, aterrizo y retomo el hilo de lo
que venía contando de esta tarde. Puse a hacer en la olla a presión unas papas
para salar y subí a trabajar. Una vecina linda sale a la ventana y habla por
teléfono asuntos de su trabajo, presiento que se sorprende al verme allí
sentado trabajando. Por suerte estoy a espaldas suyas porque no sé si la
saludaría, ya que es un poco antipática, aunque me cae bien. Salió dos veces
más, y hablaba durito, como llamando mi atención para que vea que ella también
trabaja durante el confinamiento. Otra vecina hace un pedido telefónico para su
tienda de víveres. Un vecino le pide un besito a su perrita, y ella remilgada
se lo niega, al parecer. Me dan risa todas las conversaciones que uno puede
captar al vuelo, sin querer. Cuando pasa alguien con un perro por nuestro
callejón, se alebrestan todos los perros que están en cuarentena y el escándalo
es de locura. Pero en general la tarde fue pacífica.
Cuando bajé a revisar las papas, ya se
habían floreado, pero quedaron muy ricas y de buen aspecto. A continuación
saqué las arvejas de la nevera y las puse a cocinar en la misma olla a presión
(pasé las papas a una olla más pequeña, debidamente precalentada). Marco se
ofreció a guisar las arvejas y me pareció buena idea. Saqué la pasta que quedó
de anteayer, gli taglialette, y la
calenté a fuego ultra bajo. Subí a terminar los bocetos, y dejé los dos últimos
en trazos muy generales porque se ven bonitos, pero tendré que delinearlos como
los otros, para definir mejor cada diseño; y además así no registran bien en
las fotocopias.
El cielo está de un celeste precioso, y
las nubes de varias clases se entrecruzan formando figuras muy bonitas. Las
contemplo un rato después de terminar el trabajo. Pongo los pies sobre la silla
ejecutiva que me sirve de apoyo para el cajón-escritorio, y me pongo a hojear la
revista Axxis, luego una Fucsia. Entonces* Marco me llama a almorzar. Bajé
luego de recoger mi escritorio y echar una última mirada al cielo. Ah, como
lavé ropa y la extendí para secar, y el clima favoreció el secado, debo
recogerla antes de que anochezca. Increíble el esfuerzo que me costó
extenderla, pues me tocaba estirar los brazos y esforzar la espalda, lo que me
produjo mucho dolor. Pero fue un buen ejercicio, porque uno de los problemas es
que llevo meses sin hacer deporte y estoy retieso.
Almorcé sentado ante mi escritorio del
computador, que hace tres días no encendía, y leí apartes de “El Misterio de
las Catedrales”, de Fulcanelli. Googleen, ya que tienen Internet.
Tomé aguadepanela de sobremesa, lavé algo
de loza, dejé unas ollas ablandando y subí a recoger la ropa. Ya la luna brilla
en el cénit y las estrellas hacen guiños entre las nubes. Colgué unas prendas
adentro y bajé a seguir lavando las ollas.
(00:13 horas. Escucho la bella canción “Puts your records on”, de Corinne
Bailey Rae)
Comencé entonces la labor de fotocopiar
los diseños para llevárselos a Édgar. (Y esta es la hora, ocho días después, en
que no ha dado la menor señal de vida). Una hora me llevó esa tarea, escuchando
noticias, y terminé a las 20:15.
Aproveché que salía por esos lados y le
llevé los carnets del operario a Juan Carlos Mattos. A pesar de que le envié un
mensaje diciéndole que después me los pagaba no vino por ellos. Circulan pocas
personas por las calles. Comercio cerrado. Desde que comenzó la cuarentena no
iba por esos lados de mi barrio. Llevé las 35 hojas en un sobre transparente,
para no despertar sospechas, y me armé de chaqueta, tenis y tapabocas. Marco me
dio $5.000 para que traiga pan de para acá. Ojalá que alcance a comprarlo,
porque pasé por tres barrios y no vi ninguna panadería abierta. La luna me
acompaña alumbrando fuerte, casi en su fase media. Mi espalda duele, o más bien
la siento cansada, como si llevara un gran peso encima; pero lo sobrellevo con
estoicismo.
Estoy satisfecho con la labor realizada.
Hay diseños muy interesantes a los que puedo sacar buen dinero a futuro. Juan
Pablo me dijo: “Tío, guarde muy bien ese cuaderno porque alguien le puede robar
esos diseños; pero usted los puede
publicar en Facebook o en una página que sea suya y verá que comienzan a
hacerle encargos de todo el mundo, y puede ganar mucho dinero; pero no se los
deje robar como pasa en algunas películas que he visto”. Muy inteligente el
niño, y apuesto que él llevaría a cabo la idea, pero yo… Por ahora confío en
Edgar Castro Sotelo, buen Arquitecto, quien es una persona de mi entera
confianza y puede darle salida inicialmente a mis ideas y diseños. Llegué al conjunto cerrado “Los
Gualandayes” y dejé el sobre en portería, regresando de una vez. Olvidé llevar
mi celular y tal vez Édgar me llame al recibirlos, pero no me llamó, ni me ha
llamado; tal vez porque le dejé una nota en tono de reclamo: “Edgar, Quiubo.
Espero que con estas fotocopias me haga acreedor a una llamada suya”. Delicado
el arquitecto.
Regresé por la carrera 107, la vía
principal del Garcés Navas, que no asusta tanto, a pesar de que a esta hora
solo tiene una droguería y dos tiendas atendiendo por ventanilla. Pasan el bus
alimentador verde y dos buses azules casi vacíos. Son las 8:45 y parece media
noche. Pasé hasta la panadería de la 105 y sí está abierta. Logré comprar dos
mogollas integrales con cruz en relieve, dos panes rollos, dos blanditos, y una
mogolla negra para comer ahora. Llegué a la casa sudando. Me quité la chaqueta
y el saco luego de desinfectarlos, me quité el tapabocas y me rocié alcohol por
todos lados, para matar bichos mutantes microscópicos. Me bañé cara y manos y
ya en mi cuarto me quité hasta el pantalón porque estoy súper acalorado y
cansado. Rarísimo. Pero logré refrescarme y descansar.
Cuando se me pasó ese calor y el
ahogamiento, salí y me preparé un agua de panela. Armé mi cama y me recosté a
escuchar El Cartel de La Mega. Hoy
con el tema de Dios y cómo se lo imagina uno. ¡Colaboradores y oyentes sueltan
tamañas barbaridades! Sólo monseñor Andrés Tirado da un concepto mesurado desde
lo católico independiente. Pero el mejor fue el de la oyente de las 23:45 que
describí más arriba en este diario. Hojeo revistas, escribo estas notas y me
coge Abril despierto.
DÍA TRECE – Miércoles 1º de Abril del año 2020
00:42. Apagaré la luz para disponerme a
dormir y tener dulces sueños. Gracias,
Dios mío, fue una jornada muy productiva y feliz.
9:30 am. Despierto después de muchas
horas de buen descanso y sueños fantásticos, pues “mi principal oficio es soñar”.
Toda la familia había sido invitada a una
boda. Era una boda fastuosa, unas bodas de plata* o algo así, en una iglesia
gótica muy bonita, parecida a la de Santa Ana. Mi mamá está sumamente elegante
y es la principal invitada –exceptuando las riquezas y el pelo blanco, mi mamá
se parece a la reina Isabel de Inglaterra.
Hay gente de todas las generaciones. ¡Y qué cantidad de príncipes y
princesas! Niños y niñas vestidos con trajes de estilo victoriano vienen a
saludar a mi mamá cuando ya estamos en el salón de gala, y yo, que estoy en la
misma mesa con ella, me veo de repente envuelto entre trajes de tul y seda,
aspirando perfumes tiernos y sintiendo el roce indiferente de esas criaturas
inefables. Me sentí entre ángeles. Ahora recuerdo una escena de “Satiricón”, de
Federico Fellini –Googleen–, en la cual la cámara recorre los rostros hermosos
de los hijos de la clase patricia romana, y esa fue parte de la impresión que
tuve en el sueño.
También soñé con la gente de Cajicá, pero
estaban en Bogotá y al parecer asistirían a la misma fiesta. Por ahí los
saludé, pero sin darles mayor importancia. Lástima, a esta hora ya olvidé la mayoría de los sueños.
Leidy Johanna Gutiérrez Lizarazo, mi
querida amiga, me acaba de llamar para decirme que acudamos como independientes
a pedir un subsidio de $75.000 que dará la Alcaldía. No la desanimé, pero yo no
aspiro a esa ayuda porque mi puntaje de Sisbén es de 62, mientras que ella sí
puede aplicar porque su puntaje es solo de 42. Y no la acompañaré porque las restricciones
ordenan caminar individualmente. Ella fue y ya procesó la solicitud. Le
avisarán vía Internet en caso de que salga favorecida.
Me preparé un tinto y me senté en mi cama
a hojear revistas de diseño, y observándolas se me ocurrieron nuevas ideas para
mi línea de muebles Puzle. Son
inspiraciones que vienen al ver diseños de gran calidad, no es que copie de las
revistas. Hice un boceto. El trabajo continuará después de la cuarentena porque
la inspiración no tiene fin, y luego vendrá la concreción de esas ideas.
Ah, ya recordé otro sueño: fui a visitar
a mi comadre Luz Dary, la mamá de Hanna y Angélica, y la encontré acostada ¡en
un andén de Chapinero! Era pleno día y a causa de la cuarentena pasaban pocos
carros y menos gente aún. Estaba en un colchón Pulman y se arropaba con buenas
cobijas. Me invitó a seguir y entonces me metí a su lado bajo las cobijas a
charlar con ella, sin malicia alguna. La gente al pasar nos miraba sin interés
y a ella no se le da nada, aunque yo me siento algo incómodo. Pero la cama está
muy cómoda y calientica, y seguimos la charla. Me contó que estaba viviendo
“allá mismo” y recordé una casa de otro sueño, en la cual nunca han vivido,
pero que en el sueño de hace varios años compartía con su amiga Yolanda, la
mamá de Laura, Mayita y Estiven, una familia muy especial a la que ayudé
durante algún tiempo. Pero a mi comadre la cogió el toque de queda en el sitio
donde la encontré y tuvo que quedarse allí a dormir. En mi sueño viajé a aquella
casita y les llevé cosas para el almuerzo, y les ayudé a alistarse para ir al
colegio, como en los viejos tiempos. Sentí una nostalgia y una ternura grande
en el sueño, y desperté añorándolos en la madrugada, pero no lloré, hasta
ahora. Todos ellos están lejos de mi vida, por decisión mía, desde hace años.
Este fue el día de más locha en esta
cuarentena. Tal vez quedé saturado con todo el trabajo que hice hasta ayer y no
sentí ganas de emprender algo nuevo, aunque finalmente logré comenzar el trazo
vectorial de un diseño que elaboré a lápiz hace 40 años. Lo había escaneado
para aplicar al diseño de un mug del proyecto “Merchandart”, pero el diseño es
bueno y lo convertiré en una policromía, tal como estaba proyectado para el
mural en una discoteca de Chapinero, la cual finalmente se decoró solamente con
efectos de iluminación.
También leí otras 25 páginas del cuento
“El camino hacia el mar”, de Arthur C. Clark, el mismo autor de “2001, una
odisea espacial”, interesante novela de ciencia ficción que fue llevada al cine
magistralmente por Stanley Kubrick.
Les resumo la historia que estoy leyendo para
darle algún toque interesante a estos diarios: el cuento narra la aventura de
un joven poblador del planeta Tierra en el año 5.000, quien parte en busca de
una antiquísima ciudad llamada Shastar, a orillas del mar, y de la que planea
traer algún regalo inusual y exótico para conquistar a Yradne, una hermosa
muchacha que está indecisa entre él –Brandt– y Jon, un amigo común que ya le ha
dado regalos muy originales a la chica. Pero guarda la esperanza que si no
encuentra la ciudad o un regalo adecuado, el solo testimonio de una empresa a
la que nadie se ha atrevido sirva para inclinar el corazón de ella a su favor.
Encontró la mítica ciudad y allí un museo en el que había un hermoso mural que,
al no poder llevar, se dedicó a copiarlo, pues era un artista en formación.
Pero aparecieron unos seres venidos de las estrellas y le hicieron ver lo
pasajero del amor y lo eterno del Arte, así éste sea inspirado por aquel; y
regresó Brandt a su pueblo con el lienzo en que reprodujo el mural y en el que
inconscientemente había plasmado entre los personajes el retrato de Yradne.
Esta coincidencia hará que el título de
mi obra mural sea “Shastar”.
Esta tarde cayó* un fuerte aguacero, como
para coronar –pésimo símil– un día que había sido gris y poco interesante.
Calenté el almuerzo a las 15:30, y mientras estaba listo lavé alguna loza que
había en el lavaplatos. Rico el almuerzo. Me senté al computador a ver si
seguía con lo aplazado, pero el sueño me venció. Como mi mamá, Marco y Lucy
están recogidos en sus distintas habitaciones, yo decidí acostarme en el sofá
pequeño de la sala y dormí plácidamente casi dos horas. Y desperté mejor de la
espalda, porque incluso al levantarme para ir al baño me incorporé ágilmente y casi
sin dolor.
Marco dejó quemar un tinto, por estar
hablando por celular, y la casa entera está oliendo a melado. Y yo esta mañana
rompí dos platos por puro descuido; les
puse encima la tapa de la olla a presión y luego la tomé para lavarla olvidando
los platos que había debajo y los estrellé contra el piso. Pequeños accidentes
domésticos para hacer variado el encierro.
Y sigo recordando sueños que, aunque no
hacen parte de un diario, sirven como una especie de “comerciales” para tomar
un descanso. Soñé que me habían encargado el diseño de un traje para una
representación teatral. Constaba de Escudo, armadura liviana y Casco con
penacho. Llegué a entregarlo en el lobby del teatro Jorge Eliécer Gaitán, pero
curiosamente lo llevaba puesto. Y no aparece el cliente, un muchacho, que me lo
encargó. El lugar está repleto de jinetes armados sobre sus monturas enjaezadas
lujosamente. Cada uno representa una facción y la idea es que combatirán. Yo
voy a pie, pero todos coinciden en que mi armadura es la mejor, y me rinden
tributo de respeto y admiración. Hay chicas muy bellas, guerreras también, que
se acercan y me piden que después del combate me reúna con ellas en secreto.
Porque tú eres el campeón, me decían guiñando los ojos o enviándome besos al
vuelo.
Entonces despierto con el olor a café
quemado y el sonido de la música tropical que mi hermana Lucy mantiene en el
equipo de la sala. Eran casi las 6 de la tarde, y me sentí fantástico por el
sueño y porque sé que en mi vida seré finalmente un triunfador.
Llamé al señor Arenas; está bien allá en
el barrio El Rincón, manejando sus asuntos casi con normalidad. Dice que por
allá casi todo está normal, y no me extrañaría, porque ese sector tiene mucho
desorden urbanístico y social, habitado mayoritariamente por costeños y,
recientemente, por refugiados venezolanos. Imagino el estallido del virus si no
se confinan como es debido. Le recomendé a don Arsenio que se cuide mucho,
porque si lo coge el virus no dura ni tres días, y ahí queda truncado su
proyecto de una vejez tranquila. Bueno, pasaría directamente a una eternidad
tranquila. Llamé a Édgar pero no me ha contestado; a Carlos Emilio Restrepo que
tampoco; y a Eduardo Celeno que me dice que lo llame mañana a ver cuánto me
puede prestar. Ya se nos está acabando el mercado y toca comprar cosas.
Pasé donde Leidy y le llevé natilla, que
está deliciosa. Lucy la hizo esta tarde y me dejó una provocativa pega en la
olla donde la cocinó. Pagué lavando la olla y los utensilios. Salió Leidy
envuelta en una cobija y me saludó con un caderazo, toda sonriente. Sale la
niña e insiste en hablar conmigo, pero la mamá la regaña y la manda para
adentro. Nicol está flaquita y desaliñada, pero es linda e inteligente y me
quiere, y la quiero mucho. Prometo que cuando pase la pandemia les daré lo
mejor que pueda para verlas felices. Me da mucha ternura porque la niña me
envía besitos al vuelo por sobre los regaños.
Esta fue mi única salida de hoy. Me
demoré 10 minutos. Carlos subió a visitar a mi mamá y Lucy le dio un plato de
natilla para que comparta con su familia. A nosotros nos sirvió sendas tazas de
crema de pollo Maggi con papas en fósforo.
Son las 20:51. Veré un poco de televisión
y luego escucharé El Cartel Paranormal de
La Mega, hoy con el tema de las Creepy
Pastes –Cripi Pastas–, esas breves y fantásticas historias de terror,
suspenso o misterio, de autores anónimos generalmente, que circulan por
Internet haciendo las delicias de los amantes de lo paranormal. Vi en History
Channel la historia de las más grandes empresas de alimentos de los Estados
Unidos; Coca-Cola, Heinz y Kellog’s. Apasionante. Alterné la escucha del Cartel
con ver algunos noticieros internacionales. A las 22:00 había tendido mi cama,
pero a las 23:45 me acosté. Actualicé todos los números de los países más
afectados por el Covid-19 tomando datos de los siguientes noticieros: France24,
con la bellísima rubia Pauline Goddard, que sí sonríe a pesar de las
circunstancias; Aljazeera, que tiene una excelente producción y es muy ágil;
NTN 24 y CNN en español, ladrilludos por momentos. Cuando comienzan a repetirse
mucho, mejor me acuesto. Pero logré completar el cuadro más amplio hasta el
momento. Va al final de este recuento diario. Es curioso que los datos de
Francia, Alemania y China no fueran hoy difundidos por ninguno de los
noticieros; sólo unos pocos datos sueltos o alusiones a la situación general en
esas naciones.
Listo. Fue un día diferente; así sale uno
del aburrimiento por las rutinas que se forman. Mañana: a conseguir dinero
porque se acabó el mercado.
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DATOS DE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS – ABRIL 1 DEL
2020
LUGAR INFECTADOS MUERTOS RECUPERADOS
El Mundo 932.000 46.809 193.177
Estados
Unidos 215.417 5.115
Colombia 1.065 16
España 104.000 9.300
Francia 56.989 4.000
Ecuador 2.758 98
Reino
Unido 30.000 2.352
Irán 3.000 138
Italia 13.155
Uruguay 350 2
Paraguay 77
3
Cuba 212 6
Israel 6.207 33
Brasil 6.836 34
Venezuela 144 3
Guatemala 46 2
Chile 3,031 16
Perú 1.323 47
Rep. Dominicana 1.284 57
México 1.378 29
Argentina 1.133 32
Uruguay 350 2
China 3.300 36
Alemania 78.000 1.862
Panamá 1.181 38
Honduras 219
14
Israel 6.207 33
Tal desorden
en la lista de datos es debido a que en ese orden fue que los fui acopiando de
diversas fuentes radiales y televisivas a través del día. Y faltan algunos
datos que no eran seguros. Les prometo un orden lógico para la próxima lista,
además de un listado país por país, más los datos de Colombia y el Coronavirus.
COMPARATIVO DE DOS CIUDADES
CIUDAD
INFECTADOS MUERTOS
Nueva
Delhi 134 5
Nueva York 45.000 1.374
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Notabilísima
diferencia entre dos grandes ciudades del mundo. Se deduce de aquí que entre el
3% y el 4% de los infectados mueren. Y
en Guayaquil sucede algo terrible: la gente entró en pánico y las autoridades
quedaron sin saber qué hacer; hay muertos que se quedan en las casas y la gente
los saca a la calles por miedo al contagio, y porque las autoridades sanitarias
no actúan. Hay personas que mueren en la calle, y no se sabe cuántos infectados
hay; la ignorancia de la gente y la ineficiencia del gobierno muestran lo que
puede suceder si no se toman las cosas con calma, procediendo con sangre fría y
profesionalismo.
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